¿Por qué Medito?

19 de marzo 2015

why-meditate-yogananda-blog-jyotish-devi-novak-meditation-300x200“Realmente me gustaría practicar meditación, pero no tengo tiempo, mi vida está muy ocupada,” es un comentario que la gente nos hace a menudo. Tenemos que entender que así como el cuerpo físico necesita comida y agua para sobrevivir, el alma necesita el sustento que aporta la meditación para florecer. Una vez que comenzamos esta práctica en nuestra vida, nos damos cuenta de que no podemos vivir sin ella. Entonces hacemos el tiempo para la meditación, porque nuestra alma lo anhela.

Hace cuarenta y seis años que practico la meditación diaria, y sé lo que ha hecho por mí. Permítanme compartir con ustedes porqué medito:

Medito porque la vida puede ser abrumadora en su intensidad y demanda externa. Mi energía se disipa a menos que me retire al centro de calma de mi ser para refrescarme y recargarme.

Medito porque la complejidad y la naturaleza fracturada del mundo hace que la concentración sea casi imposible. Me encanta sentir el poder de una mente enfocada, y poner esta concentración en todo lo que hago, percibo y siento.

Medito porque el sufrimiento y las pérdidas que experimento en la vida a veces traen un gran dolor a mi corazón. Amigos y seres queridos me pueden ofrecer algo de consuelo, pero encuentro un verdadero y duradero confort y paz sólo ofreciendo mi dolor a la presencia amorosa de Dios*.

Medito porque las alegrías y satisfacciones de la vida son muchas veces más hermosas de lo que puedo soportar. Necesito sentarme en silencio y no sólo dar gracias a Dios por sus dones, sino muy especialmente por su constante amor.

Medito porque me siento confinada y limitada cuando todo lo que experimento de mí misma es mi ego. Me encanta la libertad de saber que no soy más que una pequeña chispa de una realidad mucho más grande.

Medito porque todos los días surgen preguntas y decisiones que necesitan de sabiduría y sutileza para ser abordadas adecuadamente. Cuando ofrezco estos problemas a Dios durante la meditación, reciben una respuesta que a menudo es la solución perfecta, y que mi mente limitada nunca hubiera percibido.

Medito porque la meditación centra mi mente en Dios, y me permite orar por otros con mayor eficacia.

Medito porque hay un manantial de amor en mi corazón que anhela fluir y sumergirse en el océano del amor de Dios.

Medito porque cuando mi mente está en calma e interiorizada, siento la presencia de mi gurú guiándome y bendiciéndome.

Medito porque es la única manera en que puedo saber que soy una burbuja de la alegría de Dios.

Con profunda alegría,

Nayasuami Devi

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*DIOS: Yogananda nos da nuevas definiciones para conceptos tradicionales. Entre ellos el concepto de Dios que lo define como Satchidananda, Alegría siempre nueva.

Para conocer más sobre las enseñanzas de Yogananda, ir a las Lecciones online de Ananda.

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