02 de julio 2015
Fue a finales del verano de 1967 que visité por primera vez la tierra que más tarde se convertiría en Ananda. El mes de agosto es caluroso en las estribaciones de las montañas de la Sierra del Norte de California, y nosotros habíamos pasado todo un día trabajando arduamente. Yo era parte de un pequeño grupo de estudiantes de Suami Kriyananda que habían venido para ayudar a construir la primera estructura de Ananda, una pequeña cúpula geodésica que serviría como templo.
En ese momento, las comunidades de Ananda eran sólo un sueño de futuro para Suami. En este primer año, él simplemente estaba tratando de crear un Retiro en el bosque donde la gente podría escapar de sus ocupadas vidas para aprender y practicar las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
Nayasuami Jyotish a la izquierda junto a Suami Kriyananda.
Habíamos pasado todo el día tratando de levantar la cúpula con puntales de madera delgadas cubiertas de plástico, pero estábamos a punto de descubrir que el material que utilizábamos era demasiado ligero para un edificio de este tamaño. Justo antes de la puesta del sol, el edificio comenzó a ceder, y de repente se derrumbó a nuestros pies formando una pila de fragmentos. No había nada que hacer, excepto tomar una cena ligera, meditar, poner nuestras bolsas de dormir en el suelo, e ir a dormir.
Por la mañana escuché a Suami murmurar para sí mismo, y asumí que estaba tratando aceptar el desastre del día anterior. Pero al escuchar más de cerca, pude oírle repetir una y otra vez: “¡Ah que alegría, ah que alegría!”
Eso produjo un profundo efecto en mí, porque en ese momento me di cuenta de que Suami Kriyananda vivió realmente las verdades que enseñaba. Nuestros estados de ánimo pueden estar bajo el control de nuestra mente. La alegría no depende de circunstancias agradables. Al igual que el aire que respiramos, simplemente está allí, y él podía elegir sentirla o ignorarla.
Unos nueve años más tarde, un incendio destruyó prácticamente todas las casas de nuestra comunidad naciente. Como respuesta a lo sucedido, Suami Kriyananda junto una alegre banda recorrieron los Estados Unidos en lo que llamamos las “La Gira de la Alegría”: programas llenos de música, clases, y risa. El lema utilizado durante esas visitas fue: “La alegría es la solución, no la recompensa.” Una vez más, ésa fue una declaración de que podemos optar por responder a la desgracia, ya sea por medio de la expansión en la alegría o la contracción en el sufrimiento.
La frase, “La alegría es la solución, no la recompensa”, es la clave para una vida feliz y exitosa. Vive con alegría. Reclámala como tu derecho de nacimiento divino. No esperes que alguien o algo te haga feliz. Si cedes ese poder a cualquier cosa fuera de ti mismo, también le darás el derecho de hacerte infeliz. O preocupado. O enojado. O todo aquello que no quieres.
Aprendí una gran lección aquella mañana de verano en 1967, y nuevamente después del incendio. La alegría es una elección. Es algo que trato de elegir al final de cada meditación y siempre que puedo a lo largo del día. Cuando lo hago, gano el poder de sonreír a los problemas y reirme con la vida.
En alegría,
Nayasuami Jyotish
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Nota: Yogananda dió nuevas definiciones a conceptos tradicionales. Por ejemplo, a Dios lo definió como: “Alegría Siempre Nueva”
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