Cómo Vivir en la Presencia de Cristo

por Paramhansa Yogananda

No pienses en Cristo como un bebé indefenso,pues aunque Él fue el pequeño niño Jesús, en Su conciencia era Dios omnipresente. De lo contrario, ¿cómo podría, cuando sólo era un niño, hablar de una manera que sorprendió incluso a los Reyes Magos? Aunque Él tenía el pequeño cerebro de un niño, detrás de él y manifestandose a través de él se encontraba el espíritu de Dios Todopoderoso. El espíritu universal de la Conciencia de Cristo estuvo con él desde el principio.

Esa es la verdadera razón por la que celebramos su nacimiento – con el fin de recordarnos a nosotros mismos de las cualidades divinas de Jesús y para despertar a la realización de la iluminada y amorosa Presencia de Cristo en nuestra propia conciencia. Es una pena que tanta gente olvide por completo el verdadero propósito de la celebración de la Navidad y se pierdan en el lado material de las fiestas alegres.

Cristo ha sido desconocido para ti, porque has mantenido las puertas de tu devoción cerrada. Toma esta celebración de Navidad seriamente y por medio de la meditación profunda y sostenida invita a Cristo a que se manifieste en ti. Jesús dijo que a todos los que lo recibieron, les daría el poder de ser hijos de Dios. Entonces ¿por qué no prepararte para recibirlo ahora? Es más fácil en esta temporada que en cualquier otro momento, ya que el mundo entero está lleno de un espíritu de buena voluntad, amor y paz. Incluso el cosmos entero celebra esta época de alegría por la Luz que impregna todo el espacio.

Debes recordar quién Jesús era en realidad. Fue creado como un ser humano y pasó por todas las luchas y  sufrimientos de un ser humano, pero lo hizo victoriosamente. Es por eso que Él puede ser un ejemplo para nosotros, un ideal hacia el cual podemos esforzarnos. Si Él pudo tener éxito, nosotros podemos también.

Debemos vivir la vida sin egoísmo como Él la vivió y practicar continuamente el método para realizar la presencia de esa Todopoderosa Gracia en nuestro interior – el método de la meditación persistente. Debes ir tan profundo dentro del gran silencio hasta sentir la única vida que impregna toda la Creación. Entonces encontrarás la Presencia Crística.

Cristo debe venir a la catedral de silencio. Cristo debe nacer en la cuna de cada corazón amoroso. Así, en lugar de disfrutar tan sólo de los aspectos materiales de la celebración de Navidad, haz de tu corazón una cuna donde Cristo puede nacer de nuevo. Debes preparar tu conciencia.

Asegúrese de que el amor y la buena voluntad acompañen tus regalos, y asegúrate de reconocer el espíritu y la mano del Padre en los regalos que recibes. Aparta tiempo extra para la meditación al menos durante la semana anterior a Navidad, medita varias horas el día anterior, y asegúrese de meditar en la mañana de Navidad. Acepta este gran regalo que el Padre quizo para ti. No dejes que la vida de Jesús y su sufrimiento sean en vano. Él vino a traer alegría y gloria, paz y luz. Él te los ofrece siempre, pero con especial ternura y amor en este tiempo santo. Despierta y acepta el don de la vida.

Cristo es la alegría que se siente en la meditación. Cristo es la percepción que se logra en las horas más profundas de silencio. Despeja todas las barreras de los deseos materiales y deja que Cristo entre en tu corazón. Abre las puertas de la devoción y medita hasta que el niño Jesús nazca en tu interior.

¡Que tengas una muy feliz Navidad, y recibe el regalo más grande que cualquiera puede desear para ti, la percepción del espíritu de Cristo en tu propio corazón. Que sientas su presencia el día de Navidad y todos los días del nuevo año.

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